nas tormentas, por acaso Luis

nas tormentas, por acaso Luis: (www.astormentas.com)
Poema ao acaso


quinta-feira, 10 de junho de 2010

capitalismo popular

" La crisis económica iba a cambiar tantas cosas que al mundo no podría reconocerlo ni la madre que lo parió, si es que esa buena señora aún seguía viva. De entrada, el capitalismo se refundaría sobre bases éticas, que decía el pequeño Napoleón del Eliseo..."
(Juan Carlos Escudier)

Ilustrado e ilustrativo artículo.
Casi, o sin casi, lo teníamos todo olvidado.

Tan solo dos años, y pareciera dicho en el siglo pasado del pasado siglo.

¡Y por quién, además!

Por el mismo que celebraba con banquete y noche faraónica "dans le restaurant symbole des Champs Elysées, au cœur du triangle d’or de Paris", el Fouquet’s Palace, su gran victoria electoral, y con crucero mediterráneo, en superyate de millonario amigo, la consiguiente resaca.

Como si los nuevos brazos y piernas gauchistes que le aprietan al Elíseo, también le hubieran cambiado el corazón, y revolucionado las neuronas.

Pero había que salvar al sistema financiero, qúe sería de nosotros sin él, y se hizo. Era prioritario. Que el pueblo siga confiando su dinero a quienes saben administrarlo bien.

¿Y ese dinero?
Guardarlo hasta que con él puedan comprar el mundo, el que aún no es suyo, por tres perras. ¿Con ventas en descubierto? Con lo que sea.

¿A quién?
A los propietarios titulares, fieles fervientes del Capitalismo Popular recién inventado como fase superior del Capitalismo.

Y a quienes, conscientes de su status de ciudadanos privilegiados del mundo privilegiado, se habían lanzado a comprar su chalet en las afueras, su apartamento en la nieve, y otro más en la playa para mientras los niños no cumplen los diez años.

De todos modos el dinero por ahí anda, no se evaporó. Aúnque duerma en Paraísos.
Y lo hecho hecho está, aunque no sirva más que para refugio de cucarachas escuálidas y hambrientas.

¿Y entonces?
Se trata ahora, además, de quitar los pájaros y los humos de la cabeza a asalariados, amonestarlos y acusarlos, por vivir por encima de sus posibilidades, de habernos llevado a donde estamos. De que se comprometan a arrimar el hombro y doblar el espinazo, sin rechistar y aceptando la parte que entiendan justa cientos de sufridos y arriesgados empresarios. Los únicos capaces de crear empleo de la nada, no se olvide.

¿Tanto como los inmigrantes africanos temporeros del mar de plástico del sureste, que reemplazaron a los braceros andaluces, mientras a estos se les administraba el PER?

¿O cómo a los mineros de Gales de la época victoriana?

Sin llegar a esos extremos, pero que lo piensen no viene mal.

Para, de nuevo acumular, y despertar a un nuevo amanecer de ilusiones que será el comienzo de un nuevo ciclo, los que se habían acabado para siempre en el climax de éxito y ganancias que precedió a la crisis del 2000.

Pero, para entonces, ya nadie se acordará de nada.

¿Cómo iba a ser sino, si ya teníamos olvidado lo acontecido hace nada, dos años, si Escudier no nos lo hubiera recordado en esta mañana de invierno de un día de verano?

http://concorno.blogspot.com
Comentario por bemsalgado
10/06/2010 @ 15:31



Tierra de nadie
Juan Carlos Escudier

Los mercados están rodeados

10 Jun 2010

La crisis económica iba a cambiar tantas cosas que al mundo no podría reconocerlo ni la madre que lo parió, si es que esa buena señora aún seguía viva. De entrada, el capitalismo se refundaría sobre bases éticas, que decía el pequeño Napoleón del Eliseo, aunque casar al capitalismo con la ética resultara para muchos un matrimonio imposible. Había llegado el momento de que la política actuara y los mercados se enteraran por fin de lo que vale un peine. Los especuladores tenían los días contados. Con esa idea nos fuimos a dormir hace un par de años, mientras nuestro dinero servía para salvar bancos y aseguradoras, a cuyos avariciosos ejecutivos íbamos a cortarles un traje a medida, a ser posible a rayas horizontales como el de Madoff.

No había tiempo que perder. Lo primero era acabar con los paraísos fiscales, que eran las cloacas del sistema, pero nuestros líderes se perdieron en lo intrincado de las alcantarillas viendo pasar a las ratas. Lo siguiente era establecer una tasa a las transacciones financieras para que los amos del dinero sintieran nuestro aliento en el cogote y pasaran por caja. Si esto no podía ser pondríamos un impuesto a los bancos para que no se fueran de rositas, y si eso tampoco podía ser limitaríamos los sueldos de sus directivos, escandalosos, oiga. Si aquello seguía siendo imposible meteríamos mano a las agencias de calificación de deuda, que hasta ahí podíamos llegar.

En la determinación de dar su escarmiento con urgencia a los culpables de la crisis no se ha tenido piedad. A medida que se decidía recortar los salarios de los funcionarios, congelar las pensiones, eliminar subsidios al desempleo, atrasar la edad de jubilación, limitar beneficios sociales de toda índole y, en general, meter la piqueta al Estado del Bienestar, los mercados han sido conscientes de que vamos en serio y no habrá quien nos pare.

Ayer mismo, Sarkozy y Merkel instaban a la Comisión Europea a acelerar e intensificar la regulación de los mercados financieros ya que, al parecer, existe una necesidad imperiosa de fortalecer la supervisión. Exigen que en julio los ministros de Economía den pistas sobre cuál será su actuación, para que no llegue cualquiera y especule con la deuda pública de los países. Así que ya lo saben: despídanse de los trienios.

http://www.publico.es/usuarios/op/comentar/?tipo=blog-140&id=203
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Sarkozy et sa nuit bling bling au Fouquet’s

Un récit de l’extravagante et pathétique soirée où une cinquantaine de "people", patrons, sportifs célèbrent l’accession à l’Elysée de leur ami Sarkozy
Les salons avaient été réservés, pour préserver le secret, pour un « prince arabe ».
Mais c’est la smala dorée sur tranche de Nicolas Sarkozy qui y a passé la soirée en ce 6 mai 2007, date de sa victoire à la présidence de la République. L’événement fait l’objet d’un récit, « La Nuit du Fouquet’s » (Ed. Fayard), sous forme d’un petit livre à prix équivalent, signé des journalistes Ariane Chemin (Le Monde) et Judith Perrignon (ex-Libération). Elles narrent ce qu’elles appellent « la scène primitive du sarkozysme », cette fête « bling-bling » pendant laquelle ses meilleurs amis ont célébré le sacre de Sarko Ier dans le restaurant symbole des Champs Elysées. Trempée dans le fiel, la plume alerte des deux journalistes peut tuer. Laurence Parisot, la patronne du Medef, peut-elle s’en relever – elle que Sarkozy, racontent les auteurs, traite de « conne » ? La prochaine fois que ces deux-là se croiseront, on a envie d’être là… On aurait aimé surprendre d’autres conversations : Hugues Gall, ex-directeur de l’Opéra, avec Bernard Laporte ? Christine Albanel, agrégée et future ministre, avec Basile Boli ? Et voilà Johnny, qui picole en dégustant ces « émulsions, mousses et gambas » qui ne nourrissent pas son homme, et que les journalistes croquent, tanguant, seul, sous les effets de l’alcool. Laeticia, la moitié de Johnny ? « Elle a l’air d’une petite épouse parfaite et lisse, sortie d’une cabine de maquillage, prête à blanchir toute la noirceur de Johnny ». Touché !
Au cœur du triangle d’or de Paris, Sarkozy fête sa victoire entouré des puissants financiers qui font jour après jour le CAC 40, de vedettes du show-biz, de quelques amuseurs de la télé, de sportifs ou ex-champions reconvertis. Le gâteau est décoré d’un arc de triomphe bleu blanc rouge, comme le drapeau ; pourtant les élus et hommes politiques conviés se comptent sur les doigts d’une main. C’est un signe. Le suffrage universel, valeur en baisse. Raffarin, le couple Balkany, Karoutchi, et quand même François Fillon, l’élu de la Sarthe qui a fait campagne aux côtés de Sarkozy, futur Premier ministre. Madame Fillon prend à part Nicolas Beytout (alors patron du Figaro, nommé lundi 19 novembre à la tête du pôle médias de LVMH où il coiffera Les Echos) pour lui confier ce qu’au Mans on lui a raconté : « La dernière fois qu’un élu de la Sarthe a été nommé au gouvernement, c’était Joseph Caillaux. Sa femme Henriette a tiré sur Calmette ». Gaston Calmette était, ce fameux jour de mars 1914, le patron du Figaro, qui avait le ministre des Finances du gouvernement Doumergue dans sa ligne de mire. C’était l’affaire Caillaux. Un crime prémédité que la justice a traité comme un drame passionnel.
La passion, grande absente de la soirée… Invisible, Cécilia finit par arriver à pas d’heure, elle qui avait organisé la fête une semaine auparavant. « Qu’elle ce qu’elle fout là », grogne un officier de sécurité. Plus personne ne l’attendait. Elle a essuyé son rimmel qui coulait sur le pashmina blanc d’Isabelle Balkany, qui n’a sûrement pas protesté. Ca va lui coûter cher en pressing.
Formidable reportage que cette reconstitution, qu’il ne faut pas oublier de lire en creux. Pourquoi Arnaud Lagardère – son frère, disait-il – n’est pas là ? Pourquoi Franz-Olivier Giesbert, le patron du Point, n’a pas été invité ? Et où sont les piliers de toujours, Brice Hortefeux, Patrick Devedjian, bannis par le Prince… ou la Princesse ? Les absents parlent, en cette première soirée du quinquennat. Le livre manque cependant d’une enquête : Sarkozy est-il redevable pour quelques mystérieuses raisons aux stars de la soirée, les Patrick Kron, Bernard Arnault, Serge Dassault, Vincent Bolloré, Antoine Bernheim ? Quels sont les renvois d’ascenseur, opérations financières, OPA, meccanos industriels, en cours ou programmés, dont ces capitaines d’industrie pourraient profiter ? L’avenir du sarkozysme le dira peut-être.
Ariane Chemin et Judith Perrignon, « La nuit du Fouquet’s », Fayard.

http://www.bakchich.info/Sarkozy-et-sa-nuit-bling-bling-au,01991.html

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